domingo, 26 de julio de 2015

La Junta de Reforma del Conde-Duque de Olivares

 Antes de comenzar hablando sobre la Junta de Reforma del Conde Duque de Olivares es necesario indicar algunas cosas sobre el contexto en el que se produce. Olivares fue valido del rey Felipe IV, que había subido al trono en 1621, después de la muerte de su padre, Felipe III. El Conde de Olivares, Gaspar de Guzmán (el término Conde-Duque se extiende después de que se le concediera el Ducado de Sanlúcar la Mayor en 1625), había ascendido en la corte ya durante el anterior reinado, hasta llegar a ser nombrado Sumiller de Corps en 1621 y dos años después Caballerizo Mayor. En ese momento se convertiría en el hombre fuerte de la monarquía hasta su caída en 1643.

La idea principal en la que se basó el proyecto político del Conde Duque de Olivares fue la de reputación. La política de prestigio fue fundamental para la Monarquía Hispánica, como camino para defender los intereses tanto de la monarquía como de la religión católica1. Esta política de reputación llevaba aparejada otra de regeneración interna de la Monarquía. Las reformas que se buscaban acometer eran profundas; por ejemplo, fueron determinantes sus intentos de alterar la estructura política de la Monarquía, basada en la unión dinástica de diferentes reinos, manteniendo estos sus propias instituciones y leyes, lo que generaría importantes alteraciones y protestas por parte de los afectados.

Durante el gobierno del Conde Duque de Olivares se impulsaron de manera destacada las juntas como instituciones claves en el sistema de gobierno. Llegaron a funcionar diecisiete2. Una de las primeras decisiones del gobierno, en la línea de la política de regeneración interna fue la creación de la Junta de Reformación en 16213. Sus objetivos serían salvaguardar la moral y las buenas costumbres. Esta junta acabó fracasando, registrando una actividad mínima. Por ejemplo, una de las medidas que tomó fue la obligación de declarar los bienes de los miembros del gobierno desde 1603, aunque tuvo poca trascendencia4, aunque Olivares sí que comenzó a enjuiciar y a encarcelar a miembros de los gobiernos anteriores que habían abusado de su posición, como el duque de Lerma, el de Uceda, el de Osuna...5

Debido al fracaso de la Junta de Reformación, ésta será sustituida por la Junta Grande de Reformación en 1622, que será la encargada de dar el espaldarazo definitivo a las reformas. Un año después se emitirán los Artículos de la Reformación. Abarcaban una importante serie de medidas destinadas a reducir el gasto. Por ejemplo, se reducían los consejos y los cargos municipales, se tomaban medidas para favorecer los matrimonios y la natalidad a través de exenciones fiscales, y se llevaron a cabo medidas proteccionistas a la economía castellana, siguiendo las tesis del mercantilismo, el sistema económico preponderante en ese momento.

Una de las importantes medidas que tomó la Junta fue la creación y el establecimiento de erarios en las cabeceras de los distintos distritos fiscales de Castilla. El capital de estos erarios vendría la mayor parte de la imposición a las mayores rentas de cada territorio6. A eso se le uniría la propuesta de destinar lo recaudado en el servicio de millones (que consistían en ayudas que votaban las Cortes de Castilla para aliviar a la hacienda de la Monarquía; en un principio fueron extraordinarias, posteriormente se hicieron regulares) al sostenimiento de un ejército de alrededor de 30.000 hombres destinados a la defensa de Castilla. Se reformaba también el sistema de los millones, que a partir de ese momento dejaría de recaudarse a través de impuestos al consumo, pasando a hacerse en función de las características y los recursos de cada región.

De esta manera, lo que se buscaba con la creación de estos erarios sería el establecimiento de una banca nacional que permitiría a la Corona financiarse dejando de depender de manera tan grande de los banqueros foráneos, especialmente los genoveses7. Se buscaba controlar ese sistema de erarios desde la Corona y acabar con la renovación del servicio de millones (debido a la naturaleza permanente del nuevo ejército que pensaba crearse con su recaudación)8. También se buscaba relanzar la economía, ya que permitirían a los campesinos y los artesanos conseguir créditos a bajo interés. Sin embargo este plan fracasará debido a la oposición que suscitaba por parte de las oligarquías urbanas, que hará que en 1626 el plan sea abandonado.

Olivares también se preocupó por la situación de los corregidores en las ciudades, debido a las corrupción que existía, y también por la situación de las audiencias y chancillerias. Llevó a cabo una política que buscaba reforzar la formación y la selección de los candidatos a ocupar un puesto en estas instituciones. Esto era importante porque muchas de las personalidades que allí servían acabarían ocupando importantes puestos de gobierno, sobre todo el Consejo de Castilla, una de las instituciones más importantes de la Monarquía9.

La Junta de Reformación también tomó medidas para evitar el relajamiento de la moral. A partir de 1625 se tomaron algunas decisiones, como, por ejemplo, la prohibición de publicar novelas y comedias que fueran en contra del espíritu castellano, y que tuvieron que publicarse en la clandestinidad o en otros reinos de la monarquía10.

Para Olivares, era necesario acometer una reforma que lograse una mayor unidad entre los diferentes reinos que conformaban la Monarquía. Trató el tema en su Gran Memorial de 1624. De esta manera, conminaba al rey a hacerse rey de España. Esto es, de España, y no de Aragón, Valencia o Portugal. Defendía una reforma en el que se convirtiera a esos reinos al estilo y leyes de Castilla11, pues en él el poder del rey era mayor. También hablaba de los medios adecuados para conseguir la unión, favoreciendo el contacto entre naturales de los diferentes reinos, favoreciendo los matrimonios mixtos e incluyendo a los naturales de otros reinos en el gobierno de Castilla. Pero también propuso otros métodos más expeditivos, como el uso del ejército como modo de coartar a los reinos a la hora de negociar la reforma, o bien fomentando una revuelta popular que justificase la intervención del ejército12.

Esta idea se tradujo en la práctica con la unión de Armas, que buscaría la creación de un ejército compuesto por fuerzas de todos los reinos de la monarquía para la defensa de esta. Cada reino tendría que aportar una cantidad determinada de tropas al conjunto. Sin embargo, el proyecto fracasó, debido a la oposición de los reinos de la Corona de Aragón.

Los proyectos y reformas de Olivares, muy ambiciosas, fracasaron en su mayor parte. En primer lugar, la llegada del príncipe de Gales a la corte para concretar el matrimonio con la infanta María obligaron a organizar grandes festejos que causaron grandes gastos. Por otro lado, como ya hemos dicho, las reformas suscitaron una fuerte oposición. Los intereses de las oligarquías urbanas en Castilla se veían perjudicados por estas. La red de erarios que se buscaba crear quedó lastrada por la falta de confianza que existía hacia la Monarquía. Por lo tanto, esa oposición impidió la puesta en marcha de estas reformas, condenándolas al fracaso13.

Bibliografía:
- Elliot, John H. El Conde Duque de Olivares. Barcelona, 2004.
- Fernández Albaladejo, Pablo. La crisis de la monarquía. En Fontana, Josep. Villares, Ramón. (dir) Historia de España. Barcelona, 2009.
- Floristán, Alfredo (Coord). Historia de España en la Edad Moderna. Barcelona, 2004
- Martinez Ruiz, Enrique et alli. La España moderna. Madrid, 1992.

Referencias:
1Floristán, Alfredo (Coord).Historia de España en la Edad Moderna. Barcelona, 2004. Pág 490.
2Martinez Ruiz, Enrique et alli. La España moderna. Madrid, 1992. Pág 246.
3Floristán, Alfredo (Coord)...Op.Cit. Pág 491.
4Ibid. Pág 491.
5Martinez Ruiz, Enrique. Op.Cit. Pág 246.
6Fernández Albaladejo, Pablo. La crisis de la monarquía. En Fontana, Josep. Villares, Ramón. (dir) Historia de España. Barcelona, 2009. Págs 83 - 84
7Ibid. Pág 84.
8Ibid. Pág 84.
9Ibid. Pág 86.
10Floristán, Alfredo (Coord)...Op.Cit. Pág 492.
11Fernández Albaladejo, Pablo..Op.Cit.. Pág 88.
12Floristán, Alfredo (Coord)...Op.Cit. Pág 493.

13Ibid. Pág 495.

domingo, 7 de junio de 2015

La hidalguía universal en Vizcaya y Guipúzcoa

Se denomina hidalguía universal a la concesión de la hidalguía (así como de los derechos que esta lleva aparejada) a todos los habitantes de un determinado territorio. Esto lo vemos en algunas regiones del norte, con población estable e inmigración mínima. Ese es el caso, por ejemplo, de los territorios forales de Guipúzcoa y Vizcaya, siendo este el caso del que nos ocuparemos. 1

Los diversos factores que motivarían este reconocimiento serían, por un lado, la pobreza de la tierra, lo que lleva a una exención de impuestos, una igualdad social mayor que en otros lugares debido a la inexistencia de linajes poderosos; y la idea de la pureza de sangre de sus habitantes, debido a que en esas tierras no se habrían instalados judíos ni moros. Esa fue la base del tubalismo, la creencia que consideraba a los vizcaínos, y a los vascos en general, como descendientes directos de Túbal, nieto de Noé, que se habría asentado en el territorio después del Diluvio. Se consideraba que la nobleza de los vizcaínos no había sido otorgada por los godos ni ningún monarca extranjero, si no que era anterior, y por tanto no debía ser regulada por los reyes de Castilla.2

Del tubalismo derivó posteriormente otros discursos que buscaban esa justificación. De esta manera tenemos el vascoiberismo, la idea de que el vasco era la lengua originaria de los antiguos íberos y que había sido traída por Túbal. O la idea del monoteísmo primitivo, es decir, nunca tuvo lugar en Vizcaya la práctica del paganismo y del politeísmo, pues desde siempre se oró a un solo Dios, hasta la rápida llegada del cristianismo a la región. 3

Es importante reseñar el hecho de que la hidalguía universal no se originó de un privilegio real ni una sanción de la Corona, sino que es una idea anterior que medra en el imaginario colectivo y que acaba siendo sancionada por el rey. 4

Hay que tener en cuenta, también, el proceso de formación de ambos territorios históricos y que afectó de forma determinante a definir sus rasgos propios diferenciadores plasmados en la elaboración de unos fueros. Durante la Edad Media a una oscilación de estas regiones entre la influencia navarra y la castellana, hasta que finalmente a finales del siglo XII quedaron definitivamente vinculados a Castilla. En el caso del Señorío de Vizcaya vemos que hacia 1370 el infante Juan de Castilla lo hereda por parte materna, quedando así el título de señor de Vizcaya vinculado a la figura de los reyes castellanos. Guipúzcoa también pasaría a integrarse definitivamente en Castilla hacia el 1200. Vemos además en estos territorios la importancia que tienen en su seno la inestabilidad causada por las luchas de bandos en la Baja Edad Media.

La hidalguía de los vizcaínos apareció en el fuero de 1526, y fue reconocida por los monarcas a través de la provisión real del 30 de enero de 1590. Además se establecía que los vizcaínos eran hidalgos, allí donde estuvieran, solo teniendo que probar esa condición. Por lo tanto, la condición de hidalguía no va a quedar delimitada a la jurisdicción vizcaína, sino también fuera de ella.5 Eso es muy importante porque en estos siglos asistimos a una fuerte emigración por parte de los vizcaínos, sobre todo a Castilla. De esta manera, asistimos en ese territorio a una reacción motivada por los privilegios vizcaínos, que suscitarán rechazo por parte de los castellanos, influyendo, por tanto, en su visión que estos tenían de los vizcaínos, lo que podemos ver de forma significativa en la literatura como trataremos luego. A los vizcaínos, por tanto, se le atribuye, un orgullo, un hidalguismo exacerbado, y frente a esta actitud se levanta una sociedad que no acepta esas pretensiones. 6

En Guipúzcoa vemos un proceso semejante. Es en la Sentencia del 3 de febrero de 1608 cuando se sanciona el reconocimiento de la hidalguía universal de los guipuzcoanos. En la Nueva Recopilación de 1696 se declara que la nobleza guipuzcoana es general, y uniforme en todos los descendientes de sus solares, respecto de no aver sido concedida por algunos de los reyes de España. 7

Esto contrasta con las severas restricciones establecidas contra la inmigración en ambas provincia. Eso se ve reflejado en sus fueros, por ejemplo, los de Vizcaya ya que establecían que los conversos de judíos ni moros y sus descendientes no podían instalarse en ese territorio. Era necesario para habitar allí probar la limpieza de sangre, o si no, abandonarlo. 8

En este sentido, los documentos podemos ver la preocupación de las autoridades por el fenómeno migratorio protagonizado en gran medida por conversos. Por ejemplo, ya en 1511 en una Real Provisión de la reina Juana se decía que algunas personas de las nuebamente conbertidas...por temor que tienen de la Yquisición e por ser essentos e dezir ser hidalgos, se han pasado, e pasan destos mis Reynos e señoríos de Castilla a bivir e morar en algunas çiudades, e villas, e lugares de la dicha Provinçia de Guipúzcoa. Carlos I también tomará varias disposiciones en esta dirección, prohibiendo la instalación en la provincia de gentes con ascendencia judía o mora, prohibiendo la instalación a los que no fuesen hidalgos y a los cristianos nuevos y por último la expulsión de estos (los que aún moraban) de la provincia. 9 Pero el problema persiste. Como ejemplo vemos lo que se decía en la Junta General de Guipúzcoa reunida en Guetaria en 1571: a esta provincia acuden, así esclavos de los que se alzaron en el Reino de Granada, muchos moros, judíos y agotes10 que podrían oscurecer mucha parte de la nobleza de esta provincia. 11

Conviene detenerse un momento en la situación demográfica de estos territorios para ver que es un fenómeno importante a la hora de explicar la institución de la hidalguía universal. En el caso de Vizcaya hacia el año 1500 tendríamos una población alrededor de los 60.000 y 65.000 habitantes. Dos siglos después su población llegaría a los 74.000 habitantes. En el siglo XVIII vemos un crecimiento demográfico mucho mayor, llegando a los 105.000 habitantes en 1768 (fecha del primer censo por habitantes). En el caso de Guipúzcoa es muy semejante, con alrededor de 70.000 habitantes hacia finales del siglo XVI, 82.000 un siglo después y alrededor de 109.000 en 1768. 12 No es nuestra intención realizar un estudio sobre la evolución demográfica de Vizcaya y Guipúzcoa en la Edad Moderna, pero ayuda a la comprensión de una sociedad caracterizada por una importante presión demográfica en la cual la emigración tenía un importante componente de válvula de escape,13 donde la idea de hidalguía universal se erige como un elemento definitorio de la idiosincrasia de esta sociedad. El estudio de las fuentes demográficas , sin embargo, también puede ser útil al tratar esta cuestión desde otros puntos de vista, como el verdadero impacto que tuvieron todas las disposiciones anteriores. En este sentido vemos en los censos de finales del siglo XVIII nos damos cuenta de que menos de la mitad de la población era catalogada como hidalga (en 1787, por ejemplo, en Vizcaya la población hidalga sólo llegaba al 47%, y en Guipúzcoa al 42%). Por tanto, esto es una muestra de las dificultades que tenemos para conocer realmente el alcance de las disposiciones legales anteriores. 14

Como vemos, el privilegio de la hidalguía universal no estuvo exento de crítica. Un buen ejemplo lo vemos cuando Juan García de Saavedra, fiscal de la Real Chancilleria de Valladolid, escribió un libro en 1591 titulado De hispanorum nobilitate exemptione sive ad pragmaticam Cordubensem..." donde realizaba unas consideraciones que entraban en conflicto con la idea de hidalguía universal. Ante su publicación, la Junta de Vizcaya va a presentar alegaciones al rey Felipe II, que va a acabar por censurar la obra. La Junta además va a contraatacar encargando a un canónigo, Juan Gutierrez, la elaboración de una obra defendiendo la hidalguía de los vizcaínos (Practicarum quaestionum supra prima parte legum novae collectiones Regiae Hispaniae15) Esto nos muestra que la hidalguía universal era algo reconocido por la ley y un privilegio que fue defendido fuertemente por los vizcaínos. 16

Un aspecto fundamental a tener en cuenta es el hecho de que al ser la hidalguía universal un privilegio que se extendía a todos los vizcaínos de manera obligada se debía hacer compatible esta nobleza con la dedicación al comercio y al trabajo manual. Por tanto, se extendió la idea de que la dedicación a esas actividades lo que provocaría sería la pérdida de la nobleza adquirida, mas no la obtenida a través de la sangre. 17

El papel del vizcaíno en la literatura:

La figura del vizcaíno se convirtió en uno de los personajes-tipo más manidos del teatro español del siglo XVI. Hay que tener en cuenta que el término vizcaíno no solo haría referencia a los habitantes del Señorío de Vizcaya, sino que se empleaba para designar a todos los vascos en general. Su rasgo principal sería, lo que le conferiría su carácter cómico, la falta de dominio de la lengua castellana, hablando con múltiples incorrecciones; hay que tener en cuenta que en ese momento en el País Vasco la población sería en gran medida monolingüe en euskera, a pesar de que el castellano también tendría presencia sobre todo entre las clases altas de la población, además de emplearse en los documentos. Sin duda, en la imagen que tendrían los castellanos del vizcaíno también influiría, de forma determinante, la condición de la hidalgos de estos, lo que provocaría un choque importante, además de una crítica a sus privilegios, como ya hemos visto anteriormente.

Sin embargo hay que señalar que el proceso de formación de estos tipos recurrentes en la literatura se caracteriza por la creación de una imagen determinada basada en una realidad pero que se aleja también de ella. Por lo tanto no se debe pensar que el habla reflejada en los textos literarios y atribuída al vizcaíno tenga que ser necesariamente real, sino que hay que tener en cuenta que en el proceso de creación literaria influyen diversos factores, como la tradición anterior o los propios prejuicios del autor. 18

En este sentido podríamos decir que la forma de hablar de los vizcaínos tal y como lo vemos en la literatura correspondería a un estereotipo, definido ya en el siglo XVI y en el que no se refleja ningún cambio ni ninguna diferenciación en su uso en autores del siglo siguiente, y que basa sobre todo en la mera deformación morfosintáctica de la lengua. 19

La primera aparición del vizcaíno en la literatura castellana, que casi siempre recibirá el nombre de Perucho, es en la comedia Tinelaria escrita por Bartolomé Torres Naharro en 1517. También aparece en la Tercera parte de la tragicomedia Celestina  de Gaspar Gómez, escrita en 1536, así como en la Comedia Rosabella  de Martín de Santander, escrita en 1550. El mismo Cervantes empleó esa figura en uno de sus entremeses, el vizcaíno fingido y también en El Quijote.20 En su obra los personajes-tipo del entremés aparecen bien definidos, y entre ellos, al vizcaíno. 21


Veamos algunos ejemplos del papel del vizcaíno en la literatura. A continuación se reproduce un fragmento de el vizcaíno fingido.22

- Quiñones: Vizcaíno, manos bésame vuesa merced, que mándeme.
-Solórzano: Dice el señor vizcaíno que besa las manos de vuesa merced y que le mande.
- Brígida: ¡Ay, qué linda lengua! Yo no la entiendo a lo menos, pero paréceme muy linda.
- Cristina: Yo beso las del mi señor vizcaíno, y más adelante.
- Vizcaíno: Pareces buena, hermosa; también noche esta cenamos; cadena que das, duermas nunca, basta que doyla.
-Solórzano: Dice mi compañero que vuesa merced le parece buena y hermosa; que se apareje la cena; que él da la cadena, aunque no duerma acá, que basta que una vez la haya dado.

Queda en evidencia, por tanto, los rasgos propios del vizcaíno que hemos mencionado antes. El vizcaíno no sabe hablar correctamente el castellano; tiene que ser Solórzano el encargado de traducir lo que dice.

Otro ejemplo es en Tinelaria, que como ya hemos dicho es la primera obra donde aparece la figura del vizcaíno plenamente conformada. A continuación reproducimos algunos de los versos atribuídos a este personaje:23

    Digo hao,
    yo criado estás en nao,
    vizcaíno eres por cierto;
    mas juro a Dios que Bilbao
    la tiene mucho buen puerto

o bien:

    Pues, callar
    yo no quieres porfiar
    mas si alguno guerra viene,
    vizcaínos por la mar
    juro a Dios, diablo tiene



Por lo tanto aquí tenemos un buen ejemplo de las características que se le atribuían al habla del vizcaíno, en la que el elemento discordante más destacado es la confusión entre la primera y segunda persona del plural (ej: yo no quieres porfiar en vez de tú no quieres porfiar). Esto es uno de los elementos más característicos del habla del vizcaíno. 24 También hay que tener en cuenta el contexto de la obra, en el que un montón de personajes de diversa procedencia (portugueses, italianos...).

El habla del vizcaíno incluirá características añadidas en otras obras. Por ejemplo, en la obra de Gaspar Gómez, donde vemos a un vizcaíno que en su habla intercalará palabras y frases en euskera, e incluso recita un pequeño poema en dicha lengua. 25



Bibliografía:

  • ÁLVAREZ LLANO, Roberto. Historia Económica Del País Vasco-navarro. Biblioteca Arellano Isisquiza. Bilbao, 2008
  • ARCE DE VÁZQUEZ, Margot. Literatura española y literatura hispanoamericana. Universidad de Puerto Rico.
  • CASTILLO MARTINEZ, Cristina; RAMIREZ LUENGO, José L. La caracterización lingüística de los vascos en la literatura: habla vizcaína frente a habla aldeana. Extraído de http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/literatura/23/23035044.pdf (consultado el 3/1/2012)
  • DOMINGUEZ ORTÍZ, Antonio. Las clases privilegiadas en el Antiguo Régimen. Madrid, 1977.
  • ECHAGÜE BURGOS, Jorge. De los vizcaínos a los arlotes. Extraído de http://www.cuadernoscervantes.com/art_43_vizcainos.html (consultado el 1/12/2012).
  • MENÉNDEZ PIDAL, Faustino. La nobleza en España:ideas, estructuras,historia. Madrid, 2008.
  • RIVERA BLANCO, Antonio. Historia de Álava. Nerea. San Sebastián, 2003.
  • STALLAERT Christiane. Etnogénesis y Etnicidad en España: Una Aproximación Histórico-Antropológica Al Casticismo Proyecto A ediciones. Lovaina, 1996.
Notas

1En Álava, por el contrario, no existió la hidalguía universal , excepto en algunos valles del norte. Aunque sí asistimos a un proceso de reivindicación de la idea de hidalguía con similitudes con lo que ocurre en Gupúzcoa y Vizcaya. Ver RIVERA BLANCO, Antonio. Historia de Álava. Nerea. San Sebastián, 2003. Pág 253.
2MENÉNDEZ PIDAL, Faustino. La nobleza en España:ideas, estructuras,historia. Madrid, 2008.Pág 304 – 307.
3ÁLVAREZ LLANO, Roberto. Historia Económica Del País Vasco-navarro. Biblioteca Arellano Isisquiza. Bilbao, 2008. Pág 121.
4MENÉNDEZ PIDAL, Faustino. La nobleza...Op. Cit. Pág 307.
5Ibid. Pág 310.
6Ibid. Pág 309.
7ÁLVAREZ LLANO, Roberto. Historia Económica ...Op.Cit. Pág 114.
8STALLAERT Christiane. Etnogénesis y Etnicidad en España: Una Aproximación Histórico-Antropológica Al Casticismo Proyecto A ediciones. Lovaina, 1996. Pág 72.
9MENÉNDEZ PIDAL, Faustino. La nobleza...Op.Cit. Pág 308.
10 Se denominaban agotes a grupos humanos contra los que se ejercía una marginación socioeconómica en las regiones del oeste del Pirineo. No presentaban ningún rasgo específico en relación con el resto de las poblaciones que habitaban esa zona; hay diversas teorías sobre su origen. Extraído de http://www.euskomedia.org/aunamendi/10045 (consultado el 31/12/2012)
11ÁLVAREZ LLANO, Roberto. Historia Económica ...Op.Cit. Pág 114.

12Ibid. Pág 112.
13Ibid. Pág 114.
14MENÉNDEZ PIDAL, Faustino. La nobleza...Op.Cit. Pág 310.
15Ibid. Pág 311.
16Ibid. Pág 311.
17DOMINGUEZ ORTÍZ, Antonio. Las clases privilegiadas en el Antiguo Régimen. Madrid, 1977. Pág 171.
18CASTILLO MARTINEZ, Cristina; RAMIREZ LUENGO, José L. La caracterización lingüística de
los vascos en la literatura: habla vizcaína frente a habla aldeana. Pág 36. Extraído de http://www.euskomedia.org/PDFAnlt/literatura/23/23035044.pdf (consultado el 3/1/2012)
19Ibid. Pág 41.
20 ECHAGÜE BURGOS, Jorge. De los vizcaínos a los arlotes. Extraído de http://www.cuadernoscervantes.com/art_43_vizcainos.html (consultado el 1/12/2012).
21ARCE DE VÁZQUEZ, Margot. Literatura española y literatura hispanoamericana. Universidad de Puerto Rico. 2001. Pág 463.

24 ECHAGÜE BURGOS, Jorge. De los vizcaínos...Op.Cit.

25Ibid.  

viernes, 9 de enero de 2015

El camino español

El camino español

El camino español era la principal ruta que comunicaba los Países Bajos con el resto de territorios de la Monarquía Hispánica, en uso durante la segunda mitad del siglo XVI y principios del XVII en el marco de la guerra entre los rebeldes holandeses y la Monarquía de los Austrias. Atravesaba Europa occidental de Sur a Norte, y pasaba por numerosos territorios, que bien pertenecían a la Monarquía o habían establecido estables alianzas con la misma 

Esta ruta comenzaba en Génova, hasta donde llegarían las tropas provenientes desde España después de atravesar en barco el Mediterráneo. Génova era en ese momento una república aliada de España, y uno de los aliados más valiosos de esta, debido a la dependencia financiera que tenía la Monarquía Hispánica con los banqueros genoveses. Estas relaciones se remontarían a la época de Carlos I, al apoyar este a la élite (los conocidos como nobili vecchi) que gobernaba la república y garantizar su estabilidad en el poder oponiéndose a todos los elementos de oposición en el seno de la misma, como otras facciones políticas que ansiaban el poder o los rebeldes corsos, que recibían el apoyo de la monarquía francesa. 

De Génova se pasaría a Milán, ducado en manos españolas desde la época del emperador Carlos, aunque el dominio del rey de España estaba subyugado a la voluntad del emperador. Milán tenía una importancia estratégica esencial para la Monarquía Hispánica, no solo porque era el comienzo del camino hacia Flandes sino también porque se establecía una elemento de contención de Francia y permitía el control de gran parte de Italia.

Posteriormente las tropas llegaban hasta Saboya, otra aliada de España. Esta alianza conciliaba los intereses expansionistas de Saboya en Francia (país con el que mantenía una fuerte rivalidad) y la necesidad de los españoles de conseguir el paso de las tropas. Se sancionó mediante el tratado de Groenendaal, firmado en 1589. Por lo tanto, podemos ver aquí la estrategia llevada ya a cabo en tiempos anteriores por la Monarquía Hispánica, de firmar alianzas con los reinos y estados que estuvieran situados entre territorios de la corona, para así facilitar las comunicaciones y el transporte.

A partir de allí se pasaba al Franco Condado, en manos de los Habsburgo. Este territorio tenía características especiales, ya que, a pesar de pertenecer a la monarquía, estaba obligado a permanecer neutral con Francia. Esta situación provenía de los tratados de habían sancionado la desmembración del antiguo ducado de Borgoña. y de allí se llegaba a los ducados de Lorena y Bar. Estos territorios (el Franco Condado y Lorena) al ser neutrales, establecían una serie de condiciones; permitían el paso de tropas, pero estas no podían pertenecer en un lugar más de dos noches.

Desde allí se llegaba ya a Luxemburgo, también Habsburgo, gobernado por von Mansfeld en la segunda mitad del siglo XVI, siendo uno de los gobernadores más destacados de ese territorio. Por aquel entonces, el cargo de gobernador de Luxemburgo dependía del gobierno español de los Países Bajos. Se continuaba hasta el obispado independiente de Lieja, sujeto sin embargo por las directrices de la Monarquía Hispánica antes de llegar a los Países Bajos españoles. Este camino pasaba por zonas de una geografía complicada, ya que debía cruzar los Alpes, cruzar ríos, atravesar bosques, desfiladeros, etc. A eso se le unía la situación internacional que en muchas ocasiones puso en riesgo la existencia de parte o la totalidad de todo el camino.

La necesidad de encontrar un paso por tierra fue una prioridad esencial por parte de la monarquía hispánica a partir de 1568. Esto fue así debido al empeoramiento de las relaciones con Inglaterra, que se agriaron después de la pérdida de Calais a manos de los franceses, uno de los mejores puertos del canal de la Mancha. Pero también se vio afectado por la situación interna de Francia; este país estaba sumido en las guerras de religión entre hugonotes y católicos, y los hugonotes (calvinistas) necesitaban financiación y eso les va a llevar a lanzarse a la piratería. Estos tendrán sus bases en puertos como La Rochelle y centrarán sus acciones en el golfo de Vizcaya. A los hugonotes se les unirán los llamados mendigos del mar, habitantes de los Países Bajos que habían sido exiliados por participar en revueltas contra Felipe II y se dedicaron a hostigar a los barcos españoles.

Por lo tanto, la monarquía hispánica necesitaba encontrar un camino por tierra que permitiera a las tropas viajar de forma segura hasta Flandes. De esta manera nace el camino español. La primera vez que se sugiere esta ruta, según Parker, para contactar con Flandes fue en 1563, ideada por el cardenal Granvela, presidente del Consejo de Flandes, como ruta que pudiera seguir el rey en su viaje a los Países Bajos, ya que atravesaba casi siempre territorios bajo la soberanía del rey. De hecho, Parker cita documentos en los que ya en esas fechas tempranas aparecen detalladas descripciones sobre esta ruta.

Por lo tanto, el camino español era esencial para la Monarquía Hispánica. De esto eran conscientes los gobernantes de las potencias rivales de España. Sobre todo, Francia se encontraba en una buena posición para cortar esta ruta. Sus gobernantes sabían que si cortaban las comunicaciones con Flandes el poder español quedaría muy debilitado, ya que Flandes era consideraba una de las posesiones más importantes para la monarquía y el camino era esencial para su mantenimiento. Como decía el hugonote Felipe Duplessis-Mornay, El rey de España no tiene ninguna posesión más hermosa, más rica ni más altamente estimada que los Países Bajos...No porque por allí viajasen las tropas, sino que también se transportaba el oro y otros metales preciosos destinados a sufragar los gastos del ejército de Flandes, en convoyes que se encontraban en una situación especialmente vulnerable. También por esa ruta se transportaba el correo.

Por tanto, ya en el primer traslado de tropas que se hace por esa ruta, la del Duque de Alba en el año 1567 causó una gran conmoción en los territorios afectados, debido a la aparición de una vía estratégica que daba a la Monarquía Hispánica una situación de ventaja a la hora de poder influir o penetrar en un gran número de territorios. No estamos hablando solo de pequeñas ciudades estado, sino de un estado de primer orden como es Francia. Y es que el camino también fue una ruta empleada por Felipe II para aportar ayuda económica y militar a los católicos durante las guerras de religión en este país, que se hallaba en un estado de debilidad y anarquía debido a estos sangrantes conflictos, lo que representaba una grave injerencia en los asuntos internos franceses.

Como dice el historiador Geoffrey Parker, se debió desarrollar una intensa labor diplomática para evitar las hostilidades de las potencias extranjeras, haciendo así un considerable esfuerzo para convencer a estas de que el paso de las tropas no era ninguna provocación para la guerra. Aun así, los gobiernos de los estados amenazados movilizaron sus tropas, y vigilaron todos los movimientos del Duque. Pero no solo tuvo la Monarquía que preocuparse de la hostilidad de sus enemigos sino también de garantizar de el paso por los propios territorios aliados situados en el camino. Esto demuestra, como defiende Parker, que los estados por donde atravesarían las tropas no serían simples títeres de Madrid, sino que tendrían personalidad e intereses propios y los defenderían frente al gobierno de la Monarquía, y protestando enérgicamente si se producía alguna violación a su soberanía en su territorio.

Sin embargo, pronto se va a ver que los temores que mantenían los franceses por la creación de una potencial vía de penetración en su territorio van a estar justificados. Felipe II decidirá participar en las guerras de religión francesa apoyando a la Liga Católica, y encontrará en este corredor una vía excelente por la que apoyar a la Liga aportando hombres y dinero. Esto, sin embargo, fue un error de estrategia que finalmente llevaría a medio plazo al fin del Camino español. El conflicto finalmente acabó con la derrota de la Liga Católica y por lo tanto la Monarquía española quedó en una situación delicada frente al nuevo monarca francés, Enrique de Navarra. Este, después de reforzar el poder en el interior, decidió tomar represalias. Ya hemos hecho referencia a las propuestas hechas anteriormente que buscaban acabar con el camino español. Los franceses ya eran muy conscientes de la situación de debilidad en la que se encontraba España al depender en gran medida sus comunicaciones con Flandes de esa ruta.

De esta forma Enrique finalmente declaró la guerra a España y realizó una ofensiva en el Este, afectando a Borgoña y el Franco Condado que aunque no cortó el camino sí que lo amenazó, obligando a las unidades en tránsito a desviarse. Posteriormente invadió Saboya, aliada de España, cerrando el camino por ese lado, sin que hubiera otro camino hasta Flandes. Esta situación se prolongó hasta la Paz de Vervins, firmada en 1598, que reabrió el camino. Sin embargo podemos ver la situación de debilidad en la que se encontraba las comunicaciones hacia Flandes; cualquier ofensiva podía cerrar parte del corredor, y comprometer de forma determinante la lucha contra los rebeldes en los Países Bajos. En esta situación Francia no va a dudar en actuar aprovechando esa debilidad. De hecho, la situación derivada de la Paz de Vervins fue efímera. Dos años después, en 1600 debido a litigios territoriales sobre el territorio de Saluzzo, el rey francés volvió a invadir Saboya. En el tratado de paz de Lyon, Francia se anexionó los territorios perteneciente a Saboya al oeste del Ródano, lo que supuso un duro golpe para el camino español, pues esos territorios eran esenciales para llegar al Franco Condado. La ruta española tuvo que ser modificada. El nuevo camino atravesaría Milán y los cantones suizos, aunque Ginebra, siempre sintiéndose amenazada, se opuso. Finalmente se estableció como alternativa para llegar a los otros territorios desde Saboya el cruce de un estrecho valle y de un puente sobre el río Ródano, el Pont de Grésin, que se encontraba en el límite fronterizo con Francia. Al estar limitado todo el paso a ese puente, el Camino se volvía muy vulnerable, ya que ese paso estaba a merced de la monarquía francesa. El principal objetivo de esta se había cumplido, y no tardaría en rematar la difícil situación de España en este punto.

Esto quedó en evidencia en seguida cuando el rey francés destruyó en 1602 el puente, alegando que el ejército español que iba a atravesar el camino hacia Flandes tenía como verdadero objetivo apoyar una conspiración de unos nobles franceses. Vemos aquí de nuevo el temor hacia la injerencia por parte de la Monarquía Hispánica que a través del camino pudiera ejercer en los asuntos internos de Francia. 

Pero la situación para España empeoró aun más debido al cambio de relaciones con Saboya. Sus gobernantes eran conscientes de que la situación internacional había cambiado y ahora era Francia la potencia dominante. El cambio de estrategia también vino dado por la pretensión de los saboyanos de expandirse territorialmente, y fijaron sus apetencias en los territorios que España poseía en la Lombardía . En los primeros años del siglo XVII este deterioro de las relaciones entre los dos países fue patente. En 1609 los españoles abandonan el país, al año siguiente Saboya firma una alianza con Francia, tres años después estallan las hostilidades. Las alianzas de los saboyanos con Francia cerraron el camino a través de su territorio, cerrando el paso de forma irreversible en 1622.

España se vio pues en la obligación de cambiar de estrategia y buscar nuevas rutas para seguir conectando por tierra sus posesiones en Flandes. Ya desde antes de la pérdida del camino español la monarquía había establecido contacto con otros territorios para tener alternativas al Camino español. Esta política le llevó a firmar una alianza con Los Grisones en 1593, y los cantones católicos suizos en 1587, con el objetivo de llevar sus tropas a través de estos territorios, al conectar Lombardía y Alsacia. A partir de 1601, con el tratado de Lyon, los españoles aumentaron su actividad diplomática en estas zonas, negociando el paso de las tropas. Sin embargo, la monarquía francesa buscó entorpecer la firma de estas alianzas y evitar que se abriera un nuevo camino que contactara con Flandes. De esta manera conseguirá, en 1610, atraerse a los cantones católicos suizos, en detrimento de España. Esta tuvo que centrar sus esfuerzos en la creación de un paso a través de Los Grisones y el valle de la Valtelina hasta llegar a Alsacia. Igualmente, contó con la oposición de Francia. Con esta actitud no solo se buscaba debilitar a España impidiendo las comunicaciones con sus dominios en el norte, sino que representaba también para Francia una zona estratégica esencial pues por allí pasaban los caminos que comunicaban el reino con Italia, y especialmente con la república de Venecia, el aliado más importante con el que contaba en la región. Por tanto, la apertura de un corredor estable por España en la zona era muy perjudicial para Francia, pues a la vez cortaba las comunicaciones con un escenario esencial para la monarquía gala. Fue un objetivo prioritario por parte de los franceses el control de estas rutas e impedir su uso por parte de los españoles. Eso era extensible a la zona de Alsacia, donde también existía un interés estratégico por parte de las dos potencias. Era muy importante para ambos, como una etapa determinante en el camino español y como la ruta principal que conectaba Francia con los principados alemanes. Para conseguir su control, el gobierno francés decidió ocuparla en 1638, lo que supuso un duro golpe para la Monarquía Hispánica. Lorena había sido ocupada tres años antes, cerrando definitivamente las rutas por tierra entre España y Flandes. La monarquía había realizado una expedición dirigida por el infante Fernando, que partiendo de Milán llegó a participar en la batalla de Nördlingen (una batalla decisiva en el curso de la Guerra de los 30 años), antes de llegar a Bruselas. Pero esa fue la última expedición terrestre del ejército español a los Países Bajos, y no logró el desalojo de los franceses en territorios como Lorena. Por lo tanto, Francia va a llevar una política de ocupación de todos los puntos estratégicos que se disputaba con España. A la monarquía no le quedaba más remedio que enviar sus tropas a través del Canal de la Mancha, a pesar de los riesgos que eso conllevaba. El conflicto con Inglaterra significaba que el canal no era nada seguro. En tiempos de paz la situación cambiaba, y los barcos españoles podían refugiarse en los puertos ingleses. Sin embargo, esa situación nunca era duradera, como se puede ver por las numerosas guerras que enfrentaron a los dos países (hasta 1604, posteriormente entre 1625 y 1630...). Y también estaba la cuestión de la flota que las Provincias Unidas habían desarrollado. Esta infligió en 1639 dos sendas derrotas a los españoles. A pesar de eso, el gobierno español siguió enviando tropas a Flandes, por ese camino, que era el único disponible.

La creación de una ruta como fue el Camino Español lleva aparejada numerosas dificultades en la organización, logística y avituallamiento de las tropas. También hay que tener en cuenta la geografía y la orografía del terreno; bosques, desfiladeros, ríos...lo que aumentaba las dificultades de paso, sobre todo de ejércitos con un gran número de soldados. Esto obligó a las autoridades militares españolas a idear estrategias para que el transporte se realizara satisfactoriamente. Para que este se realizase de forma eficaz generalmente las unidades de marcha no superaban los 3000 soldados, aunque ocasionalmente se movieron al mismo tiempo ejércitos mucho más grandes, como por ejemplo el del Duque de Alba, que llegó hasta los 10.000 hombres, y otras expediciones llevaban en sus filas 6.000 o 5.000 soldados. Movilizar a tantas tropas es complicado (teniendo en cuenta además la gente que seguía al ejército. Familias, lacayo, y los animales, como los caballos) y se debieron idear sistemas que garantizasen el avituallamiento y aprovisionamiento. Parker diferencia tres sistemas para alimentar a un ejército. Una, la creación de un itinerario fijo con almacenes en puntos determinados: la forma tradicional, esto es, se conseguía los alimentos directamente del terreno (con gran prejuicio para la población local). Y finalmente, un sistema que se desarrolla en estos momentos, el de etapas. Se establecía un sistema permanente de etapas al término de cada cual existían poblaciones donde se almacenaban las provisiones y se repartían, además de servir de alojamiento. Los propietarios de las casas donde los soldados se alojaban recibían una compensación (sistema de los billets de logement). Antes, comisarios enviados por la Monarquía ya habían pactado con los gobernantes de los territorios el número de etapas y la cantidad de suministros que debían suministrar. Ya nos hemos referido a la idea de que los gobernantes de los territorios por donde pasaba el camino español no adoptaban una actitud pasiva, sino que negociaron activamente cada aspecto de la expedición y protestaron enérgicamente cualquier incumplimiento de los pactos. No era infrecuente que los soldados cometiesen abusos y delitos por las tierras por las que pasaban.

En general, el empleo de esa misma ruta no supuso una verdadera preocupación por el estado de los caminos y las infraestructuras. Aunque también es cierto que se hicieron algunas obras en los caminos para facilitar el paso de las tropas, así como la construcción de puentes y otras infraestructuras, estas no supusieron un gran cambio. Generalmente en los territorios del camino había una red de rutas importante, siendo posible muchas alternativas. Por tanto, desde el gobierno se debió preparar cada expedición de forma meticulosa estableciendo los caminos a seguir, contando también con el uso de mapas y guías.

En definitiva, podemos establecer un cierto paralelismo entre el fin del camino español y el de la hegemonía española en Europa. En este sentido, la actitud agresiva de Francia, iniciada a finales del siglo XVI, contra la Monarquía española, con el objetivo de cortar las comunicaciones hacia Flandes, contribuiría a acentuar esa decadencia, al debilitar los lazos que unían a la Monarquía con una de sus posesiones fundamentales. Por lo tanto, el fin del Camino español sería un síntoma de esa debilidad (debida a múltiples causas, problemas financieros, mantenimiento de varios frentes de conflicto), pero también causa, al menos a lo que a la cuestión flamenca se refiere. La importancia vital de esta ruta se pone de manifiesto en las acciones llevadas a cabo por la Monarquía Hispánica con la búsqueda de nuevas estrategias y rutas que pudieran mantener la situación militar y económica de los Países Bajos. Primero la creación de una ruta alternativa por tierra hasta que se vio la imposibilidad de establecerla debido al creciente poder francés; y luego el establecimiento de rutas por mar, a pesar de los riesgos que eso conllevaba, al perder toda alternativa. Por lo tanto, el fin del camino español está dentro de un proceso histórico que comienza hacia finales del siglo XVI y comienzos del XVII, con el fin de las guerras de religión en Francia y el fortalecimiento del poder real. Aquí ya empieza a entreverse un cambio en el orden europeo que se fortalecerá a lo largo del siglo, con una nueva potencia hegemónica en el continente, Francia, en detrimento de la Monarquía Hispánica, abocada a la decadencia.

Tampoco hay que olvidar otros aspectos fundamentales, como el impacto que en esos territorios supuso el paso de las tropas españolas (y una prueba de esto es que aun hoy se conoce en la zona como Chemin des espagnols) tanto a la población como a los gobiernos de los diferentes estados. Y también las implicaciones y novedades que impulsó en los aspectos logísticos, técnicos y organizativos del ejército.

Bibliografía:

  • Parker, Geoffrey, El ejército de Flandes y el Camino español 1567- 1659. Biblioteca de la Revista de Occidente . Madrid, 1976.
  • Parker, Geoffrey, El éxito nunca es definitivo. Imperialismo, guerra y fe en la Europa moderna. Taurus. Madrid, 2001.
  • Strandling, Robert A. La armada de Flandes. Política naval española y guerra europea 1568 – 1668. Cátedra . Madrid, 1992.
  • Martinez Lainez, Fernando. Una pica en Flandes. La epopeya del camino español. EDAF. Madrid, 2007. 
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