miércoles, 7 de agosto de 2013

Thomas Becket

Asesinato de Thomas Becket en una miniatura medieval

Son sobradamente conocidas las luchas y los conflictos que se dieron entre la Iglesia y el estado (con todos los matices que se quieran hacer sobre el uso de ese término en ese momento histórico) durante la Edad Media europea. El ejemplo más significativo es, quizá, el de las rencillas y conflictos entre el papado y el imperio, con episodios sonados como la querella de las investiduras. Pero en esta ocasión vamos a hablar de un caso, también muy conocido, que en su momento conmocionó a Europa. Nos estamos refiriendo al conflicto entre el rey de Inglaterra Enrique II (1133 - 1189)  y al arzobispo de Canterbury, Thomas Becket, conflicto que acabó con el asesinato de este último. 

Enrique II subió al trono en el año 1154. A pesar de su juventud, Enrique, desde el principio, fue un rey enérgico que luchó por restaurar la autoridad real en un país que había sufrido conflictos y desórdenes durante el reinado de su antecesor Esteban, y en el que la nobleza había conseguido mucho poder. En este contexto Enrique puso en marcha una serie de medidas para restaurar el poder real; destruyó castillos nobiliares, extendió los tribunales reales...(además, por su matrimonio con Leonor de Aquitania consiguió importantes feudos en Francia, extendiendo ampliamente los dominios territoriales de la monarquía).  En su labor contó con la ayuda de un joven, hijo de comerciantes,  muy capaz, Thomas Becket. Enrique lo nombró canciller del reino y en 1162 lo promovió al arzobispado de Canterbury.  Si embargo, desde su nueva posición Thomas  se convertiría en un ardiente defensor de los privilegios eclesiásticos frente al poder real. Enrique buscaba la sumisión de la iglesia ante la monarquía, y tomó medidas contra las prorrogativas y privilegios del clero. Por ejemplo, quería hacer que el clero estuviera sujeto a la jurisdicción real, algo sancionado en las Constituciones de Clarendon (1164). Eso supuso la ruptura definitiva de Enrique con Becket, que huyó a Francia, donde continuó mostrando una activa oposición al monarca. La reconciliación de ambos hombres tuvo lugar en 1170, gracias a la mediación del papa Alejandro III. Gracias a ello Thomas volvió a Inglaterra. Sin embargo esta reconciliación no duró. Ese mismo año tuvo lugar la coronación de Enrique, heredero de la corona, ceremonia que Enrique encargó al obispo de York. Esto fue una gran ofensa para Becket, que excomulgó al monarca. El 29 de diciembre Becket es asesinado por cuatro caballeros adictos al monarca (después de que este, supuestamente, hubiera gritado en su presencia ¿Es que nadie es capaz de librarme de este clérigo inoportuno?).

El asesinato de Thomas Becket levantó una gran conmoción en Europa. El arzobispo asesinado fue nombrado mártir de la fe por la Iglesia y su canonización se puso en marcha. Enrique II se lamentó y condenó públicamente el asesinato, y visitó como penitente la tumba de su antiguo colaborador. Por otra parte, abolió las Constituciones de Clarendon, fuente de la polémica, aunque posteriormente consiguió reforzar el poder real frente a la Iglesia. 

Bibliografía:
- LOYN, H.R (ed). Diccionario Akal de historia medieval. Madrid, 1998.
- VV.AA. Historia Universal SALVAT. Tomo 11: Baja Edad Media y Renacimiento. Barcelona, 2004.

(imágenes extraídas de http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/4/43/Thomas_Becket_Murder.JPG y http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/f/fa/King_Henry_II_from_NPG.jpg)

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